Ordenado por la Legislatura porteña como área de Arquitectura Especial (AE). Bollini conserva en su diseño casas bajas construidas a finales del 1800 y principios del 1900.
Durante el brote colérico registrado entre 1867 y 1869 en la ciudad de Buenos Aires, 300 inmigrantes fueron trasladados desde un “asilo provisional” que ocupaban en el barrio de Palermo, a terrenos de la quinta Bollini, que en ese entonces se ubicaba desde Chavango (actual avenida Las Heras), a la altura de Sánchez de Bustamante, extendiendose hasta la calle Paraguay actual.
Este, fue el hecho que originó la historia del pasaje Bollini. Esos europeos y sus descendientes forjaron el territorio, construyendo sus propias viviendas, trabajando la tierra y comercializando sus frutas y hortalizas, como vendedores ambulantes. Con el tiempo se instalaron puestos formales y el lugar fue conocido como Calle de la Feria.
En los albores del siglo XX, se mezclaron en la zona laboriosos y mal acostumbrados, adeptos a la nocturnidad y mal predispuestos a levantarse temprano.
La historia se sucedió y en el año 1887 el nombre de pasaje Bollini se oficializó para las dos cuadras limitadas por las calles French al 2900 y Pacheco de Melo a la misma altura. Los habitantes del pasaje de aquella época se dedicaban a explotar sus quintas y a elaborar sus propios vinos, habitando casas modestas, y disfrutando de las costumbres de la época como disputar sus picados en el mismo callejón, beber mate en las puertas de sus casas y festejar el Carnaval.
LLega la modernidad al pasaje, a comienzos de 1980. Las dos cuadras con sus veredas angostas y su empedrado característico comenzó a sufrir una metamorfosis, convirtiéndose en un pequeño polo gastronómico con la instalación de restaurantes y pubs.
Mientras que las humildes viviendas se transformaron en edificaciones, con características coloniales del pasado, que aún se aprecia en los faroles de algunas fachadas, portones y ventanas con herrajes y el originario colorido en sus techos y paredes.
En 1983 se inauguró en Bollini 2281, el máximo referente del lugar, La Dama de Bollini, un bar icónico, que reunía poesía, literatura y arte en un solo sitio.
La Dama de Bollini ha sido desde su nacimiento un generador de arte y cultura, expositor de grandes firmas, productor de concursos de plástica, dador de becas a artistas, también se han llevado a cabo conferencias, presentaciones de libros y recitales. Entre sus usuarios se encuentran Jorge L. Borges, Olga Orozco, Alberto Girri, Florencio Escardó y Fermín Estrella Gutiérrez, entre otros. Mientras que sus representativas muestras de pintura en la calle, convocaron a artistas como Guillermo Roux, Raquel Forner, Raúl Soldi y Pérez Celis.
En 2015, la Comuna 2 del barrio de Recoleta anunció la puesta en valor del Pasaje Bollini, en un trabajo mancomunado entre los vecinos del Pasaje y la Comuna.
Se puso el foco en la higiene, retirando autos abandonados, pintando cordones, colocando carteles señalizando el prohibido estacionar, tapando graffitis y colocando expendedoras de bolsas para los desechos de las mascotas. También se pintaron los frentes de las 15 casas del pasaje.
Ordenado por la Legislatura porteña como área de Arquitectura Especial (AE), el lugar deberá preservar el carácter que lo identifica. Bollini conserva en su diseño casas bajas construidas a finales del 1800 y principios del 1900.