Una de las instituciones públicas de arte más importantes de Argentina.
El Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), está ubicado en el barrio de Recoleta, fue inaugurado en 1896. Su sede actual data del año 1933, en un edificio reformado donde originalmente se hallaban las estaciones de bombeo y depósitos de agua potable de la ciudad.
En la actualidad reúne más de 12.000 obras, desde la Edad Media hasta el siglo XX. Dentro de la colección permanente se encuentran obras de destacados pintores y escultores argentinos que se entremezclan con las obras de conocidos artistas como Picasso, Goya, Monet, Manet, Renoir, Van Gogh, Rubens, Cézanne, El Greco y Rodin. Además cuenta con una sala de fotografía, una de arte andino precolombino, dos terrazas de esculturas y una biblioteca con 150.000 ejemplares.
El museo fue inaugurado el 16 de julio de 1895 en el edificio de las tiendas Bon Marché de la calle Florida, hoy Galerías Pacífico. Abrió sus puertas al público el 25 de diciembre de 1896, bajo la dirección de Eduardo Schiaffino, artista, crítico y primer historiador del arte argentino.
Las primeras donaciones que recibió el museo fueron las colecciones de Adriano Rossi y José Prudencio de Guerrico. Al momento de su inauguración, contaba con un conjunto inicial de 163 obras.
Con el objetivo de acrecentar el patrimonio fundacional, en 1906 Schiaffino viajó a Europa en misión oficial. Allí recorrió museos, estableció contactos con coleccionistas y artistas y compró pintura antigua y contemporánea. Adquirió también la colección Bayley, un conjunto de dibujos y estudios preparatorios de maestros antiguos. Así, para 1910, su acervo se había multiplicado casi en veinte, razón por la cual debió ser mudado a un nuevo edificio.
En 1911, se inauguró la segunda sede del Bellas Artes: el Pabellón Argentino, una estructura monumental diseñada por el Arquitecto francés Roger Ballu, que el país había utilizado en la Exposición Universal de París de 1889. Esta obra estaba compuesta por una vasta cúpula central, enmarcada por otras cuatro más pequeñas, y cuatro esquineras rematadas por esculturas alegóricas, que distinguían a esta construcción de 60mts de largo, 25mts de ancho y 34mts de altura.
Con la crisis del año 1890, el gobierno Argentino trató, sin éxito, de vender el pabellón argentino en Francia, y como resultado se desarmó la obra y se la trajo a la Argentina para ser cedida a la municipalidad. Una vez en el país se la reconstruyo y el lugar elegido fue la plaza San Martín.
Así, en 1909 el MNBA dejó su sede del Bon Marché y se trasladó a la Plaza San Martín. Schiaffino optó, en este caso, por distribuir las obras en orden cronológico y por donaciones de coleccionistas. Este finalizó su gestión sin el Museo abierto al público en septiembre de 1910, y fue sucedido por Carlos Zuberbühler.
Entre 1931 y 1939 Atilio Chiáppori asumió el cargo de director. Ese mismo año se fundó la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes, surgida con el propósito de promover el desarrollo artístico local y acrecentar el patrimonio del museo.
Chiáppori, conocedor de la museología y de las tendencias y movimientos artísticos contemporáneos internacionales, tenía la intención de convertir al MNBA en un museo “de arte moderno”, con una clara función educativa y al servicio de la comunidad. Durante su gestión el museo se trasladó a la sede definitiva, el edificio de la antigua Casa de Bombas de Recoleta, la cual fue remodelada por el arquitecto Alejandro Bustillo. Este edificio que data desde 1870 fue cedido a la Comisión Nacional de Bellas Artes en 1931 por la Municipalidad de Buenos Aires. Antiguamente funcionaba como lugar donde se filtraba el agua del río con una media gigante y se la enviaba a un tanque ubicado en la Plaza Lorea.
El crítico Jorge Romero Brest asumió la dirección del Museo en 1955. Su rol más importante fue el de curador e intérprete de la colección. También creó un gabinete de estampas donde se organizaron exposiciones temporarias y abrió el auditorio con una programación de cursos, conferencias y espectáculos. Asimismo, durante su gestión el Museo propició premios como el Ver y Estimar, Braque y los del Instituto Di Tella (ITDT) que tuvieron como protagonistas a los jóvenes artistas argentinos.
Entre 1963 y 1977, el director interino del Museo fue el arquitecto Samuel Oliver, quien se había desempeñado como secretario técnico desde 1955. Su mandato se centró en la organización de importantes muestras temporarias, como la exposición de La Bauhaus en 1970, que la República Federal Alemana auspició, y ocupó todas las salas del Museo. Durante esta misma gestión en 1970 se iniciaron algunas obras de ampliación del Museo, que culminaron en la década del ’80. En 1977, Adolfo L. Ribera asume como director. A él le tocó inaugurar las salas de la planta baja dedicadas a la colección permanente de arte internacional de los siglos XIX y XX.
En 1980 y gracias al apoyo de la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes se inauguró la amplia y moderna sala del primer piso. El guion narró el devenir del arte argentino e internacional desde la década de 1920. En la Navidad de ese mismo año el Museo sufrió el robo de veintitrés piezas de la colección, tres de las cuales fueron recuperadas en el año 2005.
Jorge Glusberg, centró su gestión (1994-2003) en la ampliación de ofertas de actividades y fue durante su gestión que la entrada al Museo comenzó a ser libre y gratuita. En la programación se promovieron premios y exposiciones con gran presencia de artistas jóvenes, mientras que el video arte y las instalaciones tuvieron un lugar relevante. Por otra parte durante su mandato gestionó la creación del MNBA-Neuquén, por medio de un comodato renovable entre la Secretaria de Cultura de la Nación y la Municipalidad de Neuquén. Allí se exhiben desde septiembre de 2004 más de 200 obras del patrimonio del Museo, en un edificio especialmente diseñado por el arquitecto Mario Roberto Álvarez. El Museo Nacional de Bellas Arte Neuquén, es la única sede en el interior de la Argentina en la cual se exhiben obras del patrimonio del Museo Nacional de Bellas Artes.
En la actualidad, el Museo Nacional de Bellas Artes, tiene 32 salas entre la planta baja y los dos niveles superiores, que, con el resto de las instalaciones, totalizan una superficie de casi 10.000 m2. En esas 32 salas se incluye el pabellón de “muestras temporarias”, la sala de “exhibiciones de arquitectura”, y los dos “Patios de Esculturas”. En la planta baja del museo se inicia el recorrido cronológico por la colección permanente de Arte Latinoamericano que comienza con el Período Prehispánico, continuando por el Época Colonial y finaliza en el Arte Argentino del Siglo XIX. En el mismo sector se puede visitar las salas de Arte Medieval, de Barroco y la Colección Hirsch. La obra más antigua del acervo, una Virgen con niño (Auvernia), del siglo XII.
Gracias a la variedad de sus exposiciones, su céntrica ubicación y el hecho de que ofrezca entrada gratuita lo convierten en una visita obligada para todo aquel que visita Buenos Aires. Lo ideal es recorrerlo con tiempo, relajados y tratando de observar los detalles de las obras. Es una oportunidad de estar cerca, muy cerca de piezas únicas, de los más destacados artistas locales e internacionales.
El Museo Nacional de Bellas Artes abre sus puertas con protocolos sanitarios, permanece abierto de jueves a domingo, de 11 a 18. La entrada es libre y gratuita, con reserva de entrada anticipada de forma online.
Redacción Recoleta: @Lola.S