Es habitual escuchar que el barrio porteño de Recoleta tiene en su arquitectura un aire parisino, pero ¿A qué se debe esta afirmación? Probablemente la gran presencia de edificios del estilo Haussmann en algunas de sus coquetas calles.
Las construcciones que utilizan este estilo nacido en “La Ciudad de la Luz” aparecen principalmente sobre la Avenida Alvear, dotándola de una preciosa estética europea. Algunos de los ejemplos más representativos son la sede del Jockey Club, el Alvear Palace Hotel, la Embajada de Francia y la embajada de Brasil.
De que va el estilo Haussman?
Los majestuosos edificios Haussmann de París, icónicos y elegantes, han sido testigos de la evolución histórica y arquitectónica de la capital francesa. Su origen se remonta al siglo XIX, cuando el barón Georges-Eugène Haussmann, un visionario urbanista, fue encargado por Napoleón III para modernizar y revitalizar la ciudad.
Nacido en 1809, Haussmann desarrolló su carrera en la administración pública, ascendiendo en puestos de creciente importancia. Sin embargo, su papel clave llegó cuando Napoleón III lo nombró prefecto del Sena en 1853, otorgándole la responsabilidad de transformar radicalmente la ciudad.
El ambicioso proyecto de Haussmann se centró en crear una red de amplios bulevares, uniendo y aireando las calles medievales y estrechas de París. Esta transformación, aunque necesaria, fue controvertida y generó el “destripamiento del viejo París”, demolición de caminos tradicionales que despertaron opiniones encontradas entre los parisinos.
No obstante, las reformas de Haussmann tuvieron un impacto significativo en la ciudad. A través de su diseño, logró crear un nuevo tipo de espacio habitable: los edificios de apartamentos Haussmann. Estas estructuras destacan por sus fachadas uniformes y una estética que enfatiza la cohesión y unificación arquitectónica.
Los edificios Haussmann presentan características distintivas que los hacen fácilmente reconocibles. Construidos principalmente con piedra caliza luteciana de color crema, tienen una altura proporcional al bulevar y generalmente no superan los seis pisos. Sus techos abuhardillados con una inclinación pronunciada a 45° son otra marca característica, al igual que las fachadas estilísticamente similares en cada piso.
La arquitectura característica de Haussmann muestra una diversidad en sus diseños, pero comparten elementos distintivos en sus edificaciones. Estos edificios, mayormente con seis pisos de altura, poseen en la planta baja techos altos y paredes gruesas para acoger locales comerciales y oficinas. En el primer piso, también conocido como “mezzanine”, encontramos techos más bajos destinados al almacenamiento de negocios. El segundo piso, llamado “étage noble”, destaca por ser el apartamento más deseado debido a su menor número de escaleras y la presencia de balcones y marcos de ventanas bellamente diseñados. En los pisos superiores, los balcones son más pequeños y las ventanas menos elaboradas, y el último piso, aunque también cuenta con un balcón grande, no ostenta la misma decoración y diseño del “étage noble”. Estos edificios culminan con techos abuhardillados, que albergan pequeñas habitaciones en el ático, tradicionalmente utilizadas como cuartos de servicio, junto a pequeñas ventanas.
Los edificios Haussmann se convirtieron en un símbolo perdurable del encanto tradicional de París. A pesar de la controversia y las críticas, la renovación de Haussmann mejoró significativamente la calidad de vida en la ciudad. Hoy en día, estos impresionantes edificios son apreciados y celebrados por su valor histórico y arquitectónico, y el Boulevard Haussmann, con sus majestuosos condominios, atestigua el perdurable legado de este estilo único en la capital francesa.
Txt: Lucio Noguera