Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.
El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas protagonizaron un nuevo golpe de Estado en la Argentina. La Junta Militar se impuso como la máxima autoridad del Estado, otorgándose la capacidad de fijar las directivas del gobierno, designar y reemplazar a la Presidenta y a todos los otros funcionarios.
Detuvieron el mandato constitucional de la entonces presidenta María Estela Martínez de Perón, quien había asumido en 1974 después del fallecimiento de Juan Domingo Perón. El gobierno de facto, constituido como Junta Militar, estaba formado por los comandantes de las tres armas: el general Jorge Rafael Videla (Ejército), el almirante Emilio Eduardo Massera (Marina) y el brigadier Orlando Ramón Agosti (Aeronáutica).
La madrugada del 24, la Junta Militar difundió un comunicado en todo el país en el que afirmaba que asumía la conducción del Estado como parte de “una decisión por la Patria”, “en cumplimiento de una obligación irrenunciable”, buscando la “recuperación del ser nacional” y convocando al conjunto de la ciudadanía a ser parte de esta nueva etapa en la que había “un puesto de lucha para cada ciudadano”.
Las tres armas se repartieron para cada una el 33% del control de las distintas jurisdicciones e instituciones estatales (gobernaciones de provincias, intendencias municipales, ministerios, canales de TV y radios). El país fue dividido en Zonas, Subzonas y Áreas que coincidían con los comandos del Cuerpo del Ejército. De esta forma se organizó la tarea represiva sobre lo que la dictadura llamó el “accionar subversivo”.
Gran parte de la sociedad recibió el golpe de Estado en forma pasiva, otros lo apoyaron decididamente y algunos sectores lo resistieron.
La dictadura buscó implementar una feroz represión para disciplinar a la sociedad en un contexto caracterizado por la creciente organización y movilización social, cultural y política. Como su propio nombre lo indica, el Proceso de Reorganización Nacional buscaba volver a definir la sociedad en su conjunto, transformarla en el plano político, económico, social y cultural. La dictadura se propuso así eliminar cualquier oposición a su proyecto refundacional, aniquilar toda acción que intentara disputar el poder.
Tanto los jefes militares, como los grupos económicos y otros civiles que apoyaron la dictadura de 1976, relacionaban el origen de los conflictos sociales y la inestabilidad política en Argentina con el desarrollo de la industrialización. Afirmaban que ese modelo estaba sostenido artificialmente por la intervención del Estado, lo que motivaba un exagerado crecimiento del aparato estatal y el fortalecimiento de un movimiento obrero capaz de defender sus derechos.
En la Conferencia Monetaria Internacional de México, realizada en mayo de 1977, el Ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, dijo que el cambio de gobierno constituía “la transformación de la estructura política y económica-social que el país tuvo durante casi 30 años”.
Es decir, la transformación del modelo industrializador, que desde la década del cuarenta generó empleo, permitió el desarrollo del mercado interno y dio un nuevo protagonismo al movimiento obrero organizado.
Desde esa perspectiva, para sentar las bases del nuevo modelo “era necesario modificar las estructuras de la economía argentina”. El cambio propuesto era muy profundo. No bastaba con un simple proceso de ordenamiento, sino que había que transformar normas y marcos institucionales, administrativos y empresariales; políticas, métodos, hábitos y “hasta la misma mentalidad”, según escribió Martínez de Hoz en las “Bases para una Argentina moderna: 1976-80”.
Terrorismo de Estado
“Aniquilar a los delincuentes subversivos donde se encuentren (…) Cuando las Fuerzas Armadas entran en operaciones no deben interrumpir el combate ni aceptar rendición. También se podrá operar en forma semiindependiente y aun independiente, como fuerza de tareas (…) Como las acciones estarán a cargo de las menores fracciones, las órdenes deben aclarar, por ejemplo, si se detiene a todos o a algunos, si en caso de resistencia pasiva se los aniquila o se los detiene (…) Las operaciones serán ejecutadas por personal militar, encuadrado o no, en forma abierta o encubierta (…) Elementos a llevar: capuchones o vendas para el transporte de detenidos a fin de que los cabecillas detenidos no puedan ser reconocidos y no se sepa a dónde son conducidos (…) Los tiradores especiales podrán ser empleados para batir cabecillas de turbas o muchedumbres (…) La evacuación de los detenidos se producirá con la mayor rapidez, previa separación por grupos: jefes, hombres, mujeres y niños”.
(Directiva secreta firmada por el jefe del Estado Mayor General del Ejército, Gral. Roberto Viola, el 17 de diciembre de 1976, citado en Marcos Novaro y Vicente Palermo, La dictadura militar 1976/1983. Del golpe de Estado a la restauración democrática, Buenos Aires, Paidós, 2003)
Datos:
– Bajo el término “subversivo” se englobaba a todos aquellos que se organizaban, participaban en un sindicato, militaban en política, decían lo que pensaban, cultivaban el arte. La dictadura utilizaba esta palabra para denominar a todas aquellas personas que se oponían al terrorismo de Estado.
– El miércoles 24 de marzo, mismo día del golpe, la Junta tomó las siguientes medidas:
Instaló el Estado de sitio;
. Consideró objetivos militares a todos los lugares de trabajo y producción;
. Removió los poderes ejecutivos y legislativos, nacionales y provinciales;
. Cesó en sus funciones a todas las autoridades federales y provinciales como así también a las municipales y las Cortes de Justicia nacionales y provinciales;
. Declaró en comisión a todos los jueces; suspendió la actividad de los partidos políticos; intervino los sindicatos y las confederaciones obreras y empresarias;
. Prohibió el derecho de huelga; anuló las convenciones colectivas de trabajo;
. Instaló la pena de muerte para delitos de orden público e impuso una férrea censura de prensa.
– En la Argentina funcionaron más de 500 centros clandestinos de detención que funcionaron en sedes policiales y unidades militares, pero también en escuelas, hospitales y fábricas.
– Durante la dictadura, las Fuerzas Armadas se apropiaron de un número aproximado de 500 hijos e hijas de las personas que detenían y desaparecían, a quienes les negaron su derecho a la identidad.
– A día de hoy, la lucha de organismos de derechos humanos como las Abuelas de Plaza de Mayo recuperaron más de 100 de aquellos hijos e hijas
– Entre 1975 y 1983, la deuda externa -pública y privada- pasó de 8 mil millones de dólares a poco más de 45 mil millones de dólares.
– Muchos medios de comunicación y grandes grupos empresarios apoyaron explícitamente el accionar de la última dictadura, razón por la cual se habla de una dictadura cívico-militar.
C.S.