En la Plaza Rodríguez Peña del barrio de Recoleta, delimitada por las calles Marcelo Torcuato de Alvear, Paraguay, Rodríguez Peña, y la Avenida Callao, se encuentra el monumento al hombre del mismo nombre. Está construido en bronce, gracias a las manos del escultor Gustav Heinrich Eberlein, nacido el 14 de julio de 1847 en Spiekershausen, Alemania. Fue el artista más activo de la escuela de escultura de Berlín del siglo XIX, además de ser pintor y escritor.
Gustav creció en Hannoversch Münden, en el estado de Baja Sajonia. Fue en 1866 que comenzó a estudiar en la escuela de arte de Núremberg, y tres años más tarde recibió una beca para continuar sus estudios en Berlín. Utilizó mayoritariamente el bronce en sus obras, las cuales resultaron ser muy exitosas en el campo del retrato y la escultura pequeña, habiendo producido más de 900 obras (entre esculturas, ilustraciones, pinturas y escritos varios), y sus obras se pueden encontrar en varios museos de Alemania y del extranjero. Es reconocido por ser el autor de la estatua de Goethe en la Villa Borghese en Roma, además del monumento a Richard Wagner en Berlín y sus esculturas presentes en Chile (Fuente Alemana de Santiago) y Argentina (además del Monumento a Nicolás Rodriguez Peña, realizó los grupos de bronce alrededor del basamento del Monumento al General San Martín y a los Ejércitos de la Independencia).
Desafortunadamente, durante la Segunda Guerra Mundial, una gran parte de sus obras fueron perdidas, debido a que fueron fundidas para la reutilización del bronce, material esencial en la guerra.
La escultura se encuentra en una de las plazas más bellas de la Ciudad de Buenos Aires. Presenta cierto aire europeo, y se encuentra en frente del Palacio Pizzurno. Con flores multicolores, áreas verdes, asientos, juegos inclusivos, canchas de fútbol tenis, rampas de accesibilidad, un recorrido perimetral que vincula todos los accesos a la plaza, un sector de estar y un sector para mascotas. La plaza lleva su nombre debido a que su territorio era anteriormente ocupado por la quinta del mismo Nicolás Rodríguez Peña.
Peña fue un político, comerciante y militar argentino. Inició su carrera militar como cadete en el Regimiento Fijo de Caballería de Buenos Aires en 1795. 12 años más tarde, participó de la Reconquista de Buenos Aires contra los ingleses, y también se convirtió en una de las personalidades más importantes para la Revolución de Mayo en 1810, en conjunto a Vieytes, Moreno y Castelli. Su quinta y su fábrica de jabón (cuyas instalaciones eran propiedad de Vieytes), fueron lugares claves de reunión para los dirigentes de la revolución, donde tenían la posibilidad de proyectar el movimiento. Además de esto, su casa se convirtió en la sede de los planes y las operaciones de la revolución.
El 19 de mayo, en su casa, se encomendó a Castelli para que tenga una entrevista con el Síndico Leiva, y a Belgrano y Saavedra para que se reúnan con Lezica, para pedirles que se convoquen al Cabildo. Y fue en el mismo comedor de su casa donde se mantuvo la reunión que marcó el final de la Junta presidida por el Virrey, y también se gestó la convocatoria para el Cabildo del 25 de Mayo. Luego acompañó a Castelli en la expedición al Alto Perú, participando en la batalla de Suipacha. En 1811 formó parte de la Junta Grande reemplazando a Alberti, el año siguiente también formó parte del segundo Triunvirato junto a Álvarez Jonte y Paso. En 1815, fue confinado a San Juan, después a Villa del Luján, donde en conjunto al General San Martín, participó en la organización del ejército de los Andes. Pasó por Chile, donde vivió hasta su muerte, y sus restos fueron traídos a Buenos Aires en 1910, cumplido el Centenario de la revolución que él mismo posibilitó.
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