Monumentos del barrio. El Redentor: la escultura ubicada en el corazón del Cementerio de la Recoleta.

En el Cementerio de la Recoleta, ubicado en Junín 1760, se encuentra una escultura que cautiva los ojos de quienes caminan por los pasillos de este sitio tan importante para el patrimonio cultural de la Ciudad de Buenos Aires. Está en el centro exacto del Cementerio, y se llama “El Redentor”, o también llamada por algunos como “Cristo Central”.

Se encuentra encima de una fosa común, donde se enterraban los cuerpos de negros, esclavos e indigentes, rodeado de un arbusto. Esta escultura muestra a un Cristo anciano, con un aspecto claramente envejecido y muy distinto al que se suele retratar. Presenta una larga barba, una gran entrada en la frente y una cabellera muy larga por detrás. Además de todo lo anteriormente mencionado, la escultura también brilla naturalmente en la oscuridad. ¿Por qué llama tanto la atención de un Cristo envejecido, y por qué es tan raro encontrarse con esta imagen? Esto se debe a que el Nuevo Testamento, relata que Jesús, luego de resucitar, estuvo alrededor de cuarenta días con sus discípulos, cuando ascendió a los cielos con la promesa de su eventual regreso. El Evangelio de Lucas dice que en el momento que Cristo comenzó a aparecer públicamente, tenía alrededor de treinta años. Además de esto, se cree que formó parte de tres pascuas, lo que lo haría tener unos 32 o 33 años al momento de su crucificación. Por lo tanto, la imagen de Jesucristo que vemos en el Cementerio de la Recoleta es uno resucitado, de vuelta en las tierras a las que prometió volver. Esta obra es una de sus más famosas, encontrando su lugar en casi todos los libros de arte funerario del mundo, ganándose la fascinación y la crítica de las masas.

La escultura fue adquirida por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires en el año 1914. El autor de la obra es Pedro Zonza Briano, argentino que creció en La Boca, nacido el 27 de noviembre de 1886. Estudió en la Sociedad Estímulo de Bellas Artes, junto a Lucio Correa Morales, y antes de llegar a sus veinte años, presenta la escultura “Dolor”, la cual plasma a un niño desnudo. A los veintidós años, recibe el Premio Roma y se le presenta la oportunidad de residir en Europa. Vivió en Italia y en Francia, y en el año de 1911 participó de la Exposición Mundial de Roma con tres desnudos masculinos de tamaño natural, los cuales se llamaron “El pensamiento helénico”. Unos años más tarde, expuso en Bruselas y Venecia las obras “El origen de las pasiones” y “Así hablo Zaratustra”.

En 1910 participó de la Exposición Internacional del Centenario, y en las de San Francisco de California en ese mismo año y en 1915. Es en estas últimas dos exposiciones donde recibió el segundo y el primer premio respectivamente. Posteriormente, pasó por Londres y Berlín, por un tiempo a Buenos Aires, y luego a París, donde presentó en el Salón de París “Creced y multiplicaos”, obra que luego sería retirada por la policía, declarando que “atentaba contra la moral y el decoro”. Luego la presenta en el Salón del Retiro, donde es adquirida por el Museo Nacional de Bellas Artes.

Años más tarde, en 1924, lleva a cabo una exposición individual en Amigos del Arte, y en 1936 es designado por Decreto Superior del Poder Ejecutivo Nacional como Académico de Número de la Academia Nacional de Bellas Artes. Fallece el 6 de febrero de 1941, en la Ciudad de Buenos Aires.

Alrededor de la Ciudad podemos observar distintas de sus esculturas, como el monumento a Leandro N. Alem en la calle Maipú y L. N. Alem, el monumento a Lucio Correa Morales y la Flor de juventud en el Parque Tres de Febrero. También, su trabajo se encuentra en los museos Eduardo Sívori y Quinquela Martín de La Boca, y del Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires.
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