Misterios del Cementerio de la Recoleta. David Alleno, el hombre que decidió morir.

En el Cementerio de la Recoleta, ubicado en Junín 1760, una de las mayores atracciones turísticas, culturales y históricas que tiene para ofrecer la Ciudad, se encuentra una bóveda con una fuertísima historia, encapsulada en el tiempo. Esta bóveda contiene un altorrelieve hecho en mármol que representa a un cuidador del Cementerio de Recoleta con su uniforme de trabajo además de un sombrero y un pañuelo al cuello, junto a su regadera para regar flores, su escoba para barrer y un gran candado con llaves para todas las bóvedas que cuidaba.

El hombre representado en el mármol, y quien se encuentra en la bóveda, es David Alleno, nacido en 1854 y fallecido en 1910. Trabajó como cuidador en el Cementerio desde 1881 hasta 1910, año de su muerte. La historia cuenta que David Alleno desde muy temprana edad pasó mucho tiempo recorriendo el Cementerio de Recoleta, ya que sus hermanos mayores trabajaban allí como serenos. Una vez que llegó a la edad en la que debía conseguir un trabajo, a sus 16 años, logró poder ocupar un puesto realizando tareas de mantenimiento en este mismo lugar. Por lo tanto, desde un principio, David estuvo rodeado por los espíritus del Cementerio, y fascinado por todo lo que se encontraba en este sitio, como las esculturas, las bóvedas, y los largos pasillos adornados por toda la parafernalia. Su vida rápidamente comenzó a girar solamente en torno a este lugar, y con un bajo sueldo que nada más le permitía alquilar una pieza en un conventillo típico de la época.

Es así como nació el sueño de David: conseguir su propia bóveda en el Cementerio. Pero este sueño parecía eso para David, solamente un sueño. No habría manera de que él pudiera cubrir los gastos de una bóveda en un cementerio de la alta sociedad como lo es el del Cementerio de Recoleta. Sin embargo, su suerte cambió cuando su hermano ganó la lotería, ya que él decidió repartir el dinero adquirido entre todos los integrantes de la familia.

David Alleno de repente tenía en sus manos una considerable cantidad de dinero, el cual rápidamente decidió usar para comprar un pasaje en un vapor hacia la ciudad italiana de Génova. Fue aquí que buscó a un buen y renombrado escultor, Achille Canessa (viejo amigo de su padre) y le pidió que lleve a cabo una escultura de tamaño real a partir de una foto de él mismo, en la cual se encontraba con el plumero y sus herramientas de trabajo. Una vez que la estatua estaba lista, volvió hacia la Ciudad de Buenos Aires en vapor con la estatua.

Una vez que se encontraba en la Ciudad de Buenos Aires, gastó el dinero que le quedaba en comprar un terreno en el Cementerio y hacer una bóveda en este mismo terreno. Para 1910, su bóveda ya se encontraba lista, con la estatua que trajo desde Génova, además de una frase que dice “David Alleno, cuidador del cementerio desde 1881 hasta 1910”, encargada por él mismo. No dio explicaciones del porqué de la fecha de muerte.

Ese mismo día, le avisó a la administración del Cementerio que no concurriría más a su trabajo. David Alleno se encontraba muy alegre de finalmente tener su propia bóveda en un lugar tan importante para él y para la Ciudad de Buenos Aires. Pero una bóveda no tiene propósito si no recuerda a alguien; y debido a su fuerte deseo de ocupar este lugar, al volver a su hogar, David se suicidó. Y hasta el día de hoy se encuentra en esa famosa bóveda, haciendo memoria de este hombre y la triste historia que lleva su nombre, la triste historia del hombre y su morboso deseo que lo llevó a decidir su propia muerte.
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