La metamorfosis del jean.

Carga relatos, costumbres, fanáticos y en la actualidad tecnología permitiéndole mejorar su calidad y empatizar con el medio ambiente.

Nacido a fines del siglo XIX y testigo de los movimientos sociales del XX, en 1980 estaba listo para ser diseñado y prelavado, mientras que en 1990 se subió a las pasarelas y con los años añadió tecnología, colores, tipologías y más.

En la calle podés verlos con efecto batik, en degradé, decolorado casi a blanco. Diferente pero siempre el mismo. Un elegido más allá de por su valor, por su funcionalidad.

Si bien es amado por las multitudes también es uno de los protagonista del lado oscuro de la moda. Las alertas por las aguas teñidas de azul índigo y el peligro para la salud de los trabajadores de la industria han llamado la atención a la necesidad de ejecutar prácticas responsables. Es evidente que el ser humano y en este caso la industria creyó que el agua era un recurso inagotable, pero evidentemente no lo es por lo que han tenido que buscar soluciones recurriendo por ejemplo a las plantas de tratamiento de efluentes. Se trata de un conjunto de operaciones y procesos físico químico y/o biológico destinados a tratar las corrientes residuales de origen industrial y/o urbanos para reducir o eliminar la contaminación del agua y llevarla a condiciones de vuelco según normas vigentes o reúso. Eso significa una inversión y un aumento en los costos de producción por supuesto.

Los lavaderos industriales son los que han incorporado mayor ecotecnología dado el impacto que tienen en el ambiente y en las personas. El salto tecnológico se hizo realidad hace 10 años, antes el eje estaba puesto en la confección, mientras que desde hace diez años a esta parte pasó a estar en los procesos de lavado y todo lo que ello implica.

Se sigue denominando stone wash -lavado a la piedra- a la apariencia degastada del denim pero el proceso es completamente diferente de realizar, en la actualidad es una máquina que insume 250 centímetros cúbicos de agua por pantalón en lugar de los 300 litros históricos, mientras que ciertos productos como decolorantes, resinas o tintes, son aplicados con soplete y a través de cortinas de agua se recogen las partículas volatilizadas para ser trasladadas a la planta de tratamiento.

Si bien algunas intervenciones, como los deshilachados, roturas y desgastados se siguen haciendo en forma manual, la tecnología láser reproduce patrones de diseño que imita efectos y estampas desde una computadora.

A medida que los amantes del jean estimen un producto más sostenible, las marcas estarán dispuestas a pagar la diferencia por un proceso más limpio.
CS