“La Isla”, el original mini barrio ubicado en Recoleta que pasa desapercibido, pero que es un verdadero tesoro oculto.
Esta demarcación residencial conocida como “La Isla”, es considerada por los especialistas como un rincón porteño de alto corte parisino.
Situada en una zona geográficamente privilegiada delimitada por la Biblioteca Nacional, Plaza Francia, el ex Buenos Aires Design y contenida por las Avenida del Libertador, Avenida Las Heras y Avenida Pueyrredón, Plaza MItre y las calles Agüero y Agote, suma un total de 5 manzanas únicas.
Por hallarse sobre un terreno elevado respecto al resto del barrio, fue denominada con el nombre de La Isla. Posee características contundentes que la rotulan como una zona mágica, y una burbuja en medio de la ciudad, su arquitectura de estilo francés, el cuidado y limpieza de sus antiguas calles adoquinadas, la calma y el silencio que la aleja del ruido de la ciudad son algunas de ellas.
Embellecida además por contar con el monumento a Bartolomé Mitre, la embajada británica, detalles de decoración, barandajes, columnas y atractivas plazoletas, la convierten una de las más asombrosas y cotizadas de la ciudad.
Un pequeño recorrido por su historia
La familia Hale-Pearson fue dueña de toda el área, incluida la “Plaza Mitre”, hasta finales del siglo XIX.
El predio familiar conocido como “Quinta Hale” se extendía por más de 82.000 m2.
Con el propósito de crear un barrio-parque de ubicación privilegiada, dotado con un mirador (utilizando la barranca y la vista al río), y una plaza, el Intendente de la Ciudad, Don Alberto Casares, autorizó la compra de los terrenos de la “Quinta Hale” en el año 1906.
La obra, fue llevada adelante por el ingeniero y urbanista francés Joseph Bouvard, Director de Obras Públicas de París, encargado del trazado de calles, terrazas, escalinatas y del diseño de la “Plaza Mitre”.