“Día Internacional de Concientización sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos”.

El “Día Internacional de Concientización sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos”, se promovió desde la Argentina y otros países en la Asamblea de las Naciones Unidas (ONU) en el año 2019, y se celebra el 29 de septiembre.

Alrededor del 14% de los alimentos del mundo se pierden y se estima que el 17% de la producción total se desperdicia, según advierte la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).

Frente a este escenario, el Día Internacional de Concientización sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, que se conmemora el 29 de septiembre, brinda la oportunidad para que los sectores público y privado innoven y contribuyan a reducir la problemática.

“Dar prioridad a la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos es fundamental para la transición hacia sistemas alimentarios sostenibles que mejoren el uso eficiente de los recursos naturales, disminuyan los impactos planetarios y garanticen la seguridad alimentaria y la nutrición”, destaca la FAO. 

¿De qué se trata y cuáles son las causas y consecuencias de la pérdida y el desperdicio?
La cadena de suministro alimentario consta de siete etapas, de acuerdo con el informe El estado mundial de la agricultura y la alimentación. Progresos en la lucha contra la pérdida y el desperdicio de alimentos, publicado por la FAO en 2019. 

Estas son: la producción agrícola y la cosecha, el sacrificio o la captura; las operaciones posteriores (limpieza, selección, clasificación y tratamientos); el almacenamiento; el transporteoperaciones de elaboración primaria (por ejemplo, el secado o el descascarado) y secundaria (transformación del producto); la venta al por mayor y al por menor; y el consumo en los hogares y servicios alimentarios.

“Pérdida y desperdicio son conceptos diferentes que involucran a sectores distintos y, por lo tanto, requieren de acciones específicas para identificar, prevenir y reducir la problemática”, aclara Sara Granados, ingeniera agrónoma, ecóloga, especialista en sistemas alimentarios y responsable de la agenda regional de reducción de pérdidas y desperdicios de alimentos de la FAO.

Según informa esa entidad mundial, la pérdida consiste en “la disminución en la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los proveedores en la cadena alimentaria”.

“Se refiere a cualquier alimento que se descarta, incinera o desecha de otra manera a lo largo de la cadena de suministro desde la cosecha, sacrificio o captura hasta el minorista, pero excluyendo a este nivel”.

En cambio, el desperdicio se refiere a la disminución en la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los minoristas, proveedores de servicios alimentarios y consumidores.

Razones que provocan la pérdida y el desperdicio de alimentos
Granados identifica tres factores que influyen en la pérdida y el desperdicio de alimentos. En primer lugar, existen deficiencias en términos de infraestructura que se manifiestan en la cosecha, el almacenamiento, el procesamiento o la refrigeración de los productos.

En segundo lugar, asegura que existen decisiones del sistema vinculadas a los estándares de calidad o  comerciales por las cuales, en ocasiones, se retiran productos del punto de distribución. 

Hay “normas cosméticas que pueden ser bastante estrictas en términos de tamaño, forma o color de los alimentos, aunque a menudo estas cosas no afectan al valor nutricional o al sabor de los alimentos”, ejemplifica Clementine O’Connor, oficial de programas del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) y especialista en el área de sistemas alimentarios sostenibles.

Por último, Granados asegura que existen prácticas y decisiones de compra que generan desperdicios a nivel del consumidor, en los hogares o servicios de alimentación. Por un lado, porque se adquieren más alimentos de los que se requieren y por otro por prácticas vinculadas a la manipulación de los alimentos que provocan su deterioro.

Cuántos alimentos se pierden y desperdician cada año
Se estima que cada año se pierden 220 millones de toneladas de alimentos en la región de América Latina y el Caribe. “Generalmente, los que más se desechan son productos frescos como frutas, verduras, pescado, cereales o granos y la mayor cantidad de pérdida se origina en la escala de postcosecha”, advierte la experta de la FAO.

Según el informe de la entidad mundial de 2019, existe un 11% de pérdida en Latinoamérica. Aunque esa cifra se eleva al 14% en el promedio a nivel mundial.

Por otro lado, el Índice de desperdicio de alimentos 2021, elaborado en conjunto por el Pnuma y la organización Wrap (una ONG global con sede en el Reino Unido fundada en el año 2000), señala que en 2019 se generaron alrededor de 931 millones de toneladas de desechos alimentarios en todo el mundo.

Del total, el 61% procedía de los hogares, el 26% de los servicios de alimentación y el 13% de la venta por menor, detalla O’Connor. Estos datos apuntan a que puede llegar a desperdiciarse el 17% de la producción total de alimentos a escala mundial.

El desperdicio de alimentos per cápita en los hogares es muy similar en todos los países, independientemente de su grupo de ingresos, completa el informe.

Asimismo, la especialista del Pnuma aclara que el escrito no enfatiza en qué regiones tienen los niveles más altos de desperdicio de alimentos como consecuencia de que muchos países todavía no están midiendo el desecho o no lo hacen de una manera que sea compatible con el índice propuesto.

Beneficios de reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos
La meta 12.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propone “de aquí a 2030, reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores”.

Y, al mismo tiempo, “reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha”.

Según Granados reducir o prevenir las pérdidas y desperdicios de alimentos ofrece múltiples beneficios. Entre ellos, la posibilidad de abrir la discusión sobre la dinámica de los sistemas agroalimentarios.

Al prevenir esta problemática existe la oportunidad de que exista mayor disponibilidad de alimentos frescos, clave para las dietas saludables, asegura la especialista en sistemas alimentarios de FAO.

Al respecto O’Connor reflexiona: “No tiene ningún sentido que 820 millones de personas en el mundo pasen hambre cuando el 17% de todos los alimentos disponibles para los consumidores se desperdicia”.

Granados agrega que, de lograr el objetivo de reducir la pérdida y el desperdicio, habría un entorno de decisiones, de prácticas y de infraestructura más favorable que conlleve a un sistema alimentario más sostenible.

Y, al plantearse el objetivo de disminuir, las personas aportarían a un sistema agroalimentario más dinámico y eficiente.

Además, el desperdicio de alimentos es una de las principales causas del calentamiento global y reducirlo es una de las formas más tangibles de aminorar el impacto en el cambio climático, asegura la funcionaria del Pnuma.

“El desperdicio es responsable de entre el 8% y el 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero”

En ese sentido, explica que “el desperdicio es responsable de entre el 8% y el 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero”.

“Reducir el desperdicio de alimentos puede ser una vía importante para que las partes interesadas ahorren dinero, mejoren la seguridad alimentaria, reduzcan el impacto ambiental y añadan valor a los procesos de la economía circular”, resume el Informe del Pnuma.

Granados concluye: “El gran mensaje de este 29 de septiembre es que hay prácticas y soluciones en marcha. Lo que necesitamos es escalarlas, que sean más visibles y que más sectores se unan a esas soluciones que ya tenemos identificadas”. N.G.

En Argentina
La Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, la Corporación del Mercado Central de Buenos Aires y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura(FAO) organizaron un encuentro bajo el lema “Mercados sin desperdicio: buenas prácticas para recuperar alimentos frescos”.

La propuesta busca visibilizar las pérdidas y desperdicio de los alimentos frescos, especialmente frutas y hortalizas, una de las categorías que más desperdicio presenta, y focalizar en las soluciones que contribuyen hacia una transición a sistemas alimentarios sostenibles, eficientes e inclusivos.

El encuentro, que tendrá formato híbrido, se celebrará en la sede de la cartera agropecuaria con transmisión vía streaming a través del canal de YouTube de Alimentos Argentinos.

En 2019 se estableció en la Argentina al 29 de septiembre como “Día para la Concientización sobre la necesidad de reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos”.

Para entonces, Argentina presentó a la FAO la propuesta de establecer esta fecha por el sistema de las Naciones Unidas.

Durante la Asamblea General de la ONU en diciembre pasado se aprobó la celebración de esta fecha como el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos.

Desde 2015, Argentina cuenta con el Plan Nacional de Reducción de Pérdida y Desperdicio de Alimentos liderado por la SAGyP, y junto a la red nacional de miembros y aliados avanza en la implementación de la estrategia Valoremos los Alimentos 2030, y genera herramientas en territorio para fomentar y estimular sistemas agroalimentarios más sostenibles, inclusivos y resilientes.

La reducción de las pérdidas y desperdicios de alimentos es una prioridad global acordada en los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) definida en 2015 y acordada entre todos los países miembros de la Organización de Naciones Unidas.

Las consecuencias de la pandemia del Covid-19 puso en valor el rol protagónico de los diversos actores del sector agroalimentario debido a la esencialidad de los alimentos y a la importancia de asegurar un correcto abastecimiento.

Actualmente, se están desarrollando algunas líneas enfocadas en profundizar el trabajo con los mercados, y durante el último tramo del 2022 se desarrollará un protocolo de prevención y reducción de pérdidas y desperdicio de alimentos para los actores del comercio mayorista de alimentos, con foco en mercados y centrales de abasto del país, que orienten los lineamientos claros y recomendaciones técnicas para la reducción de las pérdidas y desperdicios de alimentos.