Calles de Recoleta. Recorremos el antes y después de las principales calles del barrio.

Alvear, Quintana, Las Heras, Callao, Rodriguez Peña, y el Bajo.

Avenida Alvear, vieja Calle Bella Vista.
Paralela a la Calle Larga desde Juncal hasta Callao, “Callejuela que se debe cerrar por inútil e infructuosa” se leía en el plano de 1772 (de Cristóbal Barrientos). En 1882 se unía con la bajada de la Recoleta, y comunicaba la calle Larga con el camino a Palermo. En 1885, el primer Intendente Don Torcuato María de Alvear trazó la avenida y cambió su nombre por el de su padre: Carlos María de Alvear.
Inicialmente llegaba hasta el arroyo Maldonado, límite entre la ciudad y la provincia de Buenos Aires.
La epidemia de fiebre amarilla que afectó a Buenos Aires después de la guerra del Paraguay, produjo una emigración masiva de las más adineradas familias de la ciudad hacia la zona de Retiro, con la construcción de la Avenida, la misma se llenó de palacios y mansiones. más

Avenida Quintana, vieja Calle Larga de la Recoleta
Esta singular avenida, data del año 1722 y fue el agrimensor Cristóbal Barrientos quien la trazó en un plano de la ciudad en la que ya aparece. Conocida como “la calle larga de Recoleta” en aquel entonces, unía el Convento de los Recoletos instalados en la zona a principios del siglo XVIII, con la ciudad.
“Calle larga” porque no era interceptada por ninguna otra en su recorrido desde las Cinco Esquinas a Callao. Considerada la más destacada del barrio, era un camino de ancho desigual, pintoresco pero angosto, solitario y lúgubre de noche. Rodeada por canaletas que acarreaban el agua de origen pluvial. Recién en el año 1852, la calle fue empedrada, aunque de forma muy deficiente según fuentes del año 1891. Actualmente, tiene una longitud de 6 cuadras y se trata de en uno de los principales pasajes del barrio, por sus icónicas confiterías, restaurantes y comercios.

Avenida Las Heras – Calle de Chavango
Esta calle se origina donde hoy se ubica la plaza Vicente López, en al antiguedad conocida como el Hueco de la Cabecitas (por tratarse de un matadero). Era necesario recorrerla al tranco pues el paso de la hacienda y los peones la deterioraban por demás. Se la llamó “camino de chavango”, debido a rumores que comentan que el Virrey Vertíz, mandó traer crías de llama (llamados chavangos) desde el noroeste, por aquel camino. Es a fines del siglo XIX, que en conmemoración al militar Juan Gualberto Gregorio de las Heras, quien se distinguió en la lucha por la Independencia, la Avenida tomó su nombre actual.

Avenida Callao, viejo Camino de las tunas
A finales del siglo XVIII, llevaba el nombre de “Calle de las Tunas”, por encontrarse rodeada de tunales y pantanos. Mientras que en 1821, la avenida tomó el nombre y el ancho que hoy tiene, por decisión de Bernardino Rivadavia. A medida que pasaron los años, se construyeron edificios de gran porte a lo largo de la Avenida Callao y recién a fines del siglo XIX, tomó el largo que posee actualmente.
Callao se divide en tres tramos. De sur a norte, donde nace, encontramos el tramo “político” con el Congreso de la Nación, y otros edificios del estilo. El segundo tramo, entre la Avenida Corrientes y la Av. Santa Fe se encuentra el “tramo educativo” por el gran número de escuelas y facultades que se encuentran dispuestas allí. Por último, y en Recoleta (desde Av. Santa Fe hacia el norte), nos encontramos con el sector residencial, de edificios y casonas de principios del siglo pasado y anterior que rememora el estilo europeo de Buenos Aires en sus comienzos como ciudad.

Rodríguez Peña, vieja Calle Garantías
Bernardino Rivadavia fue el encargado de trazarla. La calle lleva su nombre por decisión del intendente Torcuato de Alvear que decidió honrarlo, por su participación en la independecia argentina. Nicolás Rodríguez Peña, era miembro de la «Logia Independencia», con Juan José Castelli, Manuel Belgrano y otros; este y otros grupos similares solían reunirse en su quinta, ubicada en el solar de la plaza que hoy lleva su nombre en Buenos Aires.

Avenida Leandro N. Alem, antes El camino del Bajo
El “Camino del Bajo”, al pie de las barrancas que continuaba hasta la llamada “Bajada de la Recoleta”, lugar donde viraba hacia Palermo, era camino obligado a la casa del “Restaurador de las leyes” Juan Manuel de Rosas, al que personajes reconocidos de la época acudían para pedir por la vida o la libertad de los detenidos políticos apresados en ella.

Bajo de la Recoleta
Así se llamaba al predio que se extendía entre el camino del bajo y el río. Lugar de lavanderas y plaza del comentario y la indiscreción, tuvo su fin cuando el ferrocarril y la urbanización ocuparon este solar. Allí se construyó la primera casa para las máquinas del servicio de aguas corrientes que suministraran agua potable al vecindario de la Capital sustituyeron a los antiguos pozos y aljibes domésticos.