Arandú. Artesanía bien criolla en el barrio de Recoleta.

Arandú se encuentra ubicada en la calle Ayacucho 1920, en el barrio de Recoleta. Es una tienda especializada en talabartería, la producción de artículos con cuero, dentro de la que se incluyen todo tipo de productos. El nombre de Arandú proviene de la palabra “sabiduría”, en guaraní. Específicamente, habla de la sabiduría obtenida a través de la experiencia y de la tierra.

El lujurioso establecimiento se ocupa principalmente de reunir todos los productos artesanales tradicionales de la Nación, con piezas provenientes de regiones como Salta, Córdoba, Catamarca y Corrientes. El local cuenta con cuatro pisos, y ofrecen desde botas de cuero, monturas de polo, monturas de salto, ponchos, y todo tipo de prendas y marroquinería. Pero también dentro de la tienda se encuentran productos orientados a la decoración de interiores, con artículos como ponchos que cubren sillones, juegos de sillas en cuero, lámparas hechas con cuernos de ciervo, y colecciones de mates, cencerros y estribos. El producto estrella de la firma son los ponchos, dentro de los cuales hay todo tipo de opciones, provenientes de distintas provincias de la Argentina.

Arandú surgió después del casamiento de Isabel de Ocampo y Mario Rosini, quienes venían vendiendo artículos de cuero y artesanías desde muy jóvenes, con el fin de pagar sus propios estudios. Su casamiento fue en 1986, y al año siguiente, en 1987, les surgió la oportunidad de abrir una talabartería en la Ciudad de Buenos Aires. Desde un comienzo, la pareja de Isabel de Ocampo y Mario Rosini, buscaba poder brindar a los porteños productos de excelente calidad, relacionados al campo y a las costumbres de este. Al día de hoy, cuentan con dos negocios y cuatro franquicias, en Córdoba, Río Gallegos y San Antonio de Areco, además de varios representantes de la marca en distintas zonas del país, y más de 200 talleres asociados a la marca Arandú. El negocio le permitió a la pareja fundadora de Arandú realizar un viaje por todo el país, entrando en contacto con artesanos de pequeños pueblos para conocer sus artesanías, y luego poder exhibirlas y venderlas en su propio local.

Gracias a los avances tecnológicos de las últimas décadas, que facilitaron la conexión entre particulares a la distancia, Arandú puede mantener el contacto con talleres mediante WhatsApp, donde les muestran sus productos y pueden abonar mediante una transferencia bancaria electrónica. Esto permite que las familias de artesanos, del telar, pueden mantenerse en sus ubicaciones y usar los materiales de la región fácilmente.

Después del 2001, cuando los precios eran más competitivos, llevaron a cabo su primera exportación. Fue un proceso difícil, porque se encontraban competiendo con negocios de muchos países distintos que buscan vender sus artículos en el mercado mundial, pero tuvieron éxito. Hasta el 2007, pudieron exportar más que nada a Europa cinturones, alpargatas, zapatos y sombreros de cuero, pero al día de hoy, nada más exportan los productos que no se realizan en el exterior, como cinturones bordados a mano, mates, y bombillas. Debido a la constante devaluación del peso argentino, mantener las exportaciones fue difícil, ya que estos cambios en los precios desincentivan a los compradores, que están acostumbrados a precios relativamente estables. Para mantener los negocios, Arandú trata de mantener los precios a un mismo precio por la mayor cantidad de tiempo posible, con los márgenes achicándose cada vez más.

Pero el esfuerzo es necesario, debido a que sus ventas no solo son importantes para ellos, sino que también para los artesanos asociados al local. Al día de hoy se encuentran exportando pedidos a naciones como Polonia, Alemania y Estados Unidos con el programa Exporta Fácil, que según relatan los dueños de Arandú, realmente facilitó mucho el proceso para ellos. En el futuro, están buscando mantener sus negocios, y si el contexto económico actual mejora, abrir una nueva sede en una casa de San Telmo.
txt: Max D.