La fiesta de Nuestra Señora del Pilar se conmemora el 12 de Octubre, al igual que los 288 años de la inauguración de la iglesia, por tal motivo evocaremos su historia dedicada a la advocación de la Santísima Virgen, desde hace casi tres siglos en el barrio de la Recoleta.
La chacra de Los Ombúes
El 11 de junio de 1580, Juan de Garay fundaba a orillas del Río de la Plata, la ciudad de la Santísima Trinidad bautizándola con el nombre de “Santa María de Buenos Aires” en honor a Pedro de Mendoza. El 24 de octubre repartió parcelas de tierra con límites, que luego se convertirían en quintas 6 de las 65 repartidas, se ubicaban en el actual barrio de la Recoleta.
Rodrigo Ortíz de Zárate fue uno de los favorecidos y le dió a su tierra el nombre de Quinta de los Ombúes. Limitaba con la barranca hacia el río y las a día de hoy, calles Ayacucho, Azcúenaga y Arenales. Los viñedos y los abundantes bosques de baja altura le dieron a la región la denominación de “Pago del Monte Grande”.
En 1606, Rodrigo Ortiz de Zárate decide vender la chacra a Francisco de Beaumont y Navarra, quien también de deshará de ella en 1608 para ser propiedad de Juan Domínguez de Palermo. Diez años después la compra Martín Dávila y Villavicencio, que la hereda a Enrique de Mendoza, que se la vende a Inés Romero de Santa Cruz y a Isabel Frías de Martel. Más tarde la recibe Juan de Herrera y Hurtado, quien se la deja a su hija Gregoria, esposa del capitán Fernando de Valdez e Inclán, y es el matrimonio quien cede la parte más elevada de su quinta para edificar ahí una iglesia y un convento para los frailes Recoletos de la orden franciscana, llegados de España en 1708. La tarea fue encomendada a Juan de Narbona.
El fray Pedro de la Torre, el cabildo y el gobernador solicitan permiso a su majestad el rey Felipe V para construir un templo para los frailes de la Recolección de San Pedro de Alcántara en la Trinidad, hoy Buenos Aires. Fue Pedro de Bustinza el que contribuyó con una importante donación para llevar adelante el proyecto.
En 1716 fray Diego de Ceballos, gestiona nuevamente ante la Corte consiguiendo la cédula real que lo autoriza. Es entonces que irrumpe en la escena Juan de Narbona y concreta la construcción de una modesta capilla y cuatro celdas para los franciscanos. Como era devoto de la virgen del Pilar de Zaragoza su condición fue que la iglesia permanezca bajo su advocación.
La iglesia Nuestra Señora del Pilar
En 1715 comenzaron las obras, en 1717 se firmó la escritura de compromiso entre el comerciante Juan de Narbona y el capitán Valdez e Inclán, y en 1718 estaba terminado el primer claustro. Los frailes Recoletos acostumbraban a construir sus conventos en zonas apartadas, ya que se dedicaban a la oración. Por lo que les venía muy bien sentar bases en la antigua quinta de Los Ombúes.
Hay dos versiones de historiadores sobre a quien se deben los planos del edificio, unos: a los hermanos jesuitas alemanes Juan Kraus y Juan Wolf, y otros se los atribuyen a los hermanos jesuitas Bianchi o Blanqui y Prémoli, quienes realizaron importantes obras en Buenos Aires como la antigua Catedral, el Cabildo, la Iglesia de San Ignacio y Nuestra Señora de la Merced.
En aquel momento había muy pocos arquitectos y como estos tenían experiencia se les confiaba la mayoría de los edificios. Es posible también que todos ellos trabajaran en la construcción de la iglesia y el convento en diferentes períodos o sólo colaborasen en el diseño de algunos planos.
El segundo claustro quedó terminado en el año 1721. Y la iglesia queda terminada en 1725 con la posiblidad de que la fachada sea obra del padre Bianchi.
A la par que se edificaba el templo, Narbona construía su casa, en donde hoy funcionan las oficinas del Cementerio y bajo su revestimiento se encuentran las ruinas de la antigua vivienda de catorce cuartos. En 1721 fray Diego de Cevallos viajó a España y trajo con él ocho religiosos.
El altar mayor fue obra de Domingo Mendízabal, Ignacio de Arregui y Miguel de Careaga. La campana San Antonio de Padua fue colocada en 1731 en la espadaña. Y el 12 de octubre de 1732, queda terminada la torre de 30 metros y se inaugura la iglesia.
Se trata de la iglesia más antigua de la ciudad y conserva su estilo original barroco. En 1779 la fachada sufrió una modificación, para ubicar el altar de las reliquias y el baptisterio enfrente creando un atrio cerrado.
En 1821 el Gobernador Martín Rodríguez y su Ministro de Gobierno Bernardino Rivadavia, expulsan a los frailes de la Recolección y le expropian todos sus bienes. La iglesia permaneció cerrada por varios años y el Cementerio de la Recoleta se erigió en lo que era la antigua huerta. En 1834 el Convento se destinó a asilo de mendigos y luego de ancianos.
El reloj inglés en la espadaña y la actual reja que reemplazó al muro de ladrillos ladrillos, fueron colocados en 1866.
En 1881 el arquitecto Buschiazzo construye la fachada del cementerio. En 1891 se agrandó el templo y a comienzos del siglo veinte las modificaciones que se realizaron como la pintura de frescos en sus techos y el agregado de estatuas en su fachada, dañaron su estilo exterior e interior. En 1932 el arquitecto Millé se encarga de devolver a la iglesia, su estilo original. En 1936 el Papa Pío XI la eleva a basílica y el 21 de mayo de 1942 es declarada monumento histórico nacional.
A partir de 1994 comienza la restauración definitiva de la iglesia recuperando el color blanco en su fachada, como la puesta en valor de cada altar.
Para visitar y apreciar sus majestuosos retablos, imaginería y ornamentos originales, este monumento histórico está ubicado en Azcuénaga 1686, Plaza Alvear. Recoleta